Mujer en 3D

Mujer en 3D es el relato —poco respetuoso con los géneros literarios— de un viaje protagonizado por un pequeño círculo de amigas a finales del pasado siglo, el ocaso de la modernidad, atrapado desde el inmediato presente, la posmodernidad. Un viaje de alguna manera con retorno porque también se acaba repasando desde tiempos pretéritos la posmodernidad. Desde este marco, uno de los ejes del relato -en un tono ensayístico menor- es una confrontación teórica y vital entre diferentes olas o posiciones feministas dentro de una misma ola. Y estructurados en torno a ese eje derivaciones acerca de algunas de las líneas que envuelven a la Mujer en 3D: matrimonio, maternidad, edad, sexo, religión, arte, amistad, etc.

El núcleo de ese viaje lo conforma la historia del encuentro de dos amigas, de procedencia, circunstancias, ideas y edades muy diversas, enmarcada en un cuadro relacional mayor. Sin embargo, siendo muy distintas, por los motivos que sean —tal vez porque en ese maremágnum de la diversidad comparten actitudes vitales sustanciales o porque unas cosas pueden más que otras—, entre ellas tiene lugar una conexión muy poderosa.

Resultábamos ser una discordante serie de amigos, conectados en la confluencia de algunos de los vértices de las muchas aristas que trataban inútilmente de contenerla, limitarla, perfilarla, a ella. Tan diferentes, y a la vez tan conectados, extrañas redes asimétricas […] un extravagante ramillete de amigos, sincopados por ella en aquel mundo mágico que tejía y tejía buscando con furia el afecto y el contento de vivir. 

El núcleo de ese viaje lo conforma la historia del encuentro de dos amigas, de procedencia, circunstancias, ideas y edades muy diversas, enmarcada en un cuadro relacional mayor. Sin embargo, siendo muy distintas, por los motivos que sean —tal vez porque en ese maremágnum de la diversidad comparten actitudes vitales sustanciales o porque unas cosas pueden más que otras—, entre ellas tiene lugar una conexión muy poderosa.

Resultábamos ser una discordante serie de amigos, conectados en la confluencia de algunos de los vórtices de las muchas aristas que trataban inútilmente de contenerla, limitarla, perfilarla, a ella. Tan diferentes, y a la vez tan conectados, extrañas redes asimétricas […] un extravagante ramillete de amigos, sincopados por ella en aquel mundo mágico que tejía y tejía buscando con furia el afecto y el contento de vivir.