Madre, quiero cambiar el mundo

“¿Por qué nos afiliábamos a organizaciones clandestinas, perseguidas entonces con auténtica saña? ¿Tan arraigadas eran nuestras convicciones para que obviáramos los enormes y desproporcionados riesgos que ello implicaba? ¿Compartían espacio (en nuestro ego) las aspiraciones más nobles con las intenciones más egoístas? ¿O éramos sencillamente, como de hecho nos presentaba el régimen a la opinión pública “carne de cañón”, algo parecido a “unos ingenuos engañados por la perfidia comunista y masona, es decir: unos tontos útiles compañeros de viaje de la anti España?”

Estas preguntas y muchas otras son contestadas a lo largo de estas páginas por su autor, protagonista en primera persona de cuarenta años de compromiso político con la izquierda.