La España de los desaciertos

En un hábito generalizado, unas veces de ensalzar las virtudes de ser español, sus logros y su desarrollo histórico, otras de sentirse español a ultranza, en ambos casos por encima de cualquier otra consideración u objetividad, la obra trata de ver con la mayor realidad el devenir del país, desde su nacimiento hasta nuestros días, y su desarrollo, fruto de ciertos importantes y negativos rasgos del carácter español, de la osadía y, a menudo del desconocimiento, con el que se han desperdiciado ocasiones sin el menor rubor.

Todo ello, junto con la constante toma de decisiones hijas de la vanidad y del frecuente desconocimiento real del momento han privado al país de un desarrollo basado más en el fruto del trabajo y disciplina personales que en el arrojo momentáneo cuya duración es limitada.

La larga marcha que va desde las luchas fraternas de los reinos de Hispania hasta la paulatina fusión que da origen a España, las torpes y vanas iniciativas para recuperar Gibraltar y las posteriores para haber impedido la sobreocupación del terreno, la realidad sobre la guerra de Cuba y la actuación impresentable del ministro del ramo, la guerra de Rif y la actuación magnífica de un empresario español que deja en vergüenza (en más vergüenza) al gobierno de turno son ejemplos de malas decisiones (si es que las llegó a haber).