Escribir para vivir

Hace tres o cuatro años, en la Feria del Libro de Madrid, un chico vino a comprarme una novela. Se la dediqué y, cuando fue a pagar, empezó a sacar monedas y moneditas, y se dio cuenta, con horror, de que no tenía suficiente dinero. Le regalé el libro pese a sus protestas, y se marchó con la cara encendida de vergüenza. Ese chico era Daniel de Vicente y por entonces tenía 17 años y apenas si los aparentaba: era un zangolotino de cuerpo desigual, recién crecido. El fin de semana siguiente volvió a aparecer; traía el dinero para pagar el libro y además venía con un regalo para mí, su propia obra, en la que había reunido una serie de relatos. Los leí y me gustaron. Aún más, me impresionaron para lo joven que era. Esos textos son estos cuentos. Unas historias del principio de la vida, en la inocencia, en la adolescencia, pero sin duda llenas de futuro y de talento.

Rosa Montero
Escritora