De esperanza y soledades

Covadonga se traslada a Madrid desde el norte arrastrada por los cantos de la ciudad, pero su vida se vuelve cada vez más solitaria y vacía. Tratando de recuperar su sueño literario, empieza a narrar las vivencias de los habitantes de los bloques que observa desde su casa. Hasta que un suceso inesperado le pone inevitablemente en contacto con una familia de mujeres irreconciliables, tan diferentes como distantes entre ellas. Los personajes se van descubriendo desde entonces,  a través de sus conflictos y pesares, como seres complejos asfixiados por la soledad y empeñados en perseguir su propia infelicidad. Aunque entre todo ese cúmulo de desesperación, siempre queda abierta una grieta a la esperanza.