Se narran vivencias y conversaciones con esa personita que justifica toda la existencia del padre en su condición de ser humano que vive por primera vez esa experiencia tan natural como extraordinaria que exige, por encima de todo, ejercer ese complejísimo papel de padre que nadie nos ha enseñado y que sólo se aprende cuando se trae al mundo un hijo, otro ser humano al que hay que atender con absoluta entrega. Uno deja de ser el centro de su propia gravedad para trasladarlo al hijo que a partir de ahora será el único protagonista del relato de su vida.
“Ser padre es el mayor acto de amor desinteresado que un ser humano puede llevar a cabo”.
La lectura del diario es fácil, amena, sincera, nada pretenciosa y muy lejos de toda retórica auto-complaciente en su escritura. Las anécdotas fluyen con toda naturalidad aunque dando un valor sustantivo a las conversaciones entre el padre y un hijo ávido de respuestas a las preguntas obvias en esa edad de la inocencia: “Si la inocencia fuera un perfume, olería como un niño”.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR
Valoraciones
No hay valoraciones aún.