Este es el tercer año, desde que ganó el premio a mejor novela fantástica en 2014 por ‘En un precioso día de otoño, leí’, que Teresa Abedul forma parte del jurado de los Premios Atlantis. Hemos hablado con ella, y esto es lo que nos cuenta sobre las cinco novelas finalistas.
Nació en San Sebastián en 1959.
Es autora de los libros “En un precioso día de otoño leí”, “Las preguntas impulsaron el latir de la historia en el Renacimiento” y participó en la antología “Madrid: Golpe a la violencia de género”. Recibió el galardón como mejor novela fantástica en la V Edición de Los Premios Atlantis “La Isla de las Letras”.
Cuando en el año 2014 me entregaron este mismo reconocimiento, me puse tan contenta, no daba crédito, pero sí, era el título de mi primer y pequeño libro el ganador. Tras recibir el precioso trofeo y las felicitaciones por parte del jurado, escuché estas palabras:
>>El año que viene formarás parte de este jurado.
Yo estaba tan contenta, que aquellas palabras me sonaron a surrealismo y decidí disfrutar del momento tan efímero que Atlantis me estaba regalando. Pasaron los meses y, cuál fue mi sorpresa, cuando Jota me invitó a formar parte del jurado en el año 2015, la verdad es que no fui nada reflexiva y me dejé llevar por el entusiasmo y acepté de inmediato.
Hoy en el año 2017 la editorial Atlantis me ha seguido dando la bienvenida y la oportunidad de formar parte de este fantástico jurado. Deseo puntualizar que el adjetivo “fantástico” lo expreso por la calidad humana y literaria que poseen mis compañeros miembros de este jurado.
Beatriz, contestando a tu pregunta de:
>> ¿Qué significa para tí formar parte de este elenco?
Te diré que parece una pregunta fácil de responder, pero nada más lejos de la realidad, ahora mismo mis sentimientos se aceleran por salir a escena, por querer contarte, voy a intentar que poco a poco se posicionen y adecuada y educadamente se cedan el paso los unos a los otros.
Formar parte del Jurado de Atlantis representa para mí una enorme responsabilidad, e implica un respeto absoluto por los finalistas, también una ilusión que cada año se ve cumplida, así como un sueño poder imaginar la expresión expectante de mis cinco finalistas el próximo día 17 de noviembre.
En esta VIII edición mi modus operandi para elegir mi novela favorita, ha seguido una dinámica diferente a las anteriores. Cuando Jota me informó de que me enviaba los ejemplares de los cinco finalistas de novela fantástica, pensé: >>Este año no quiero conocer ni los títulos de las obras, ni los nombres de los autores, ni sus biografías, voy a intentar que ninguna información externa a las historias que cuentan me influya. Me voy a dejar llevar por sus palabras a los mundos de fantasía, a las situaciones que cada autor ha creado desde lo más íntimo de si mismo.
Así que preparé cinco cubre libros de piel tipo florentino, cada uno tenía un color diferente y esperé con ansiedad a que llegara mi voluminoso y pesado paquete. A las 48 horas, los tan esperados libros obraban en mi poder, siendo fiel al guion que me había preparado no abrí la caja y esperé pacientemente a que algún miembro de mi familia llegara a casa. Mi hija fue la responsable de asignar el cubre libro color turquesa, granate, rosa chicle, azul noche y azul celeste a cada novela, sin olvidar que también tenía que guardar las primeras páginas de cada libro. Al abrir el suave guarda libro de piel yo tenía que empezar a leer en el capítulo primero. De esta forma tan colorista, las cinco novelas eran iguales en su apariencia externa.
Para elegir mi primera lectura me dejé llevar por el grosor de la misma, sinceramente comencé por el término medio, ni 600 ni 250 páginas. Acompañada por mi inseparable toma notas y mi pluma comencé la lectura. Reconozco que la novela en la segunda página ya había captado toda mi atención, las notas que tomaba las escribí con una letruja de médico que solo yo era capaz de descifrar, la lectura era tan amena que la terminé en pocos días. La segunda obra que elegí era la más voluminosa, en esta novela seguí con mi costumbre de tomar notas y disfruté con la lectura. Al llegar al punto final me dije: >>también se merece el premio, tranquila que te quedan por leer tres libros y si Jota considera que forman parte del grupo de privilegiados de finalistas será por algo.
Para no extenderme en exceso, poco a poco pasaron ante mis ojos las diferentes historias, las cuales me provocaron miedo, sorpresa, alegría, dudas… y llegó el momento decisivo de la elección, ¡todas se merecían ser las galardonadas! Así que coloqué sobre mi piano de cola las fundas florentinas de colores, sobre cada libro la ficha que me recordaba su argumento. Mi cerebro me guiaba por la difícil elección, desestimé tres obras y me quedé con la guardada de color rosa chicle y la del azul turquesa, en ese momento recuperé la tradición de sentarme ante el teclado del piano e interpreté la Nana de Brahms. A partir de ese momento mi corazón pidió paso a mi cerebro y recordé que el libro rosa chicle, me permitió formar parte de la aventura como un personaje más, no podía abandonar su lectura, incluso entre sus páginas se pueden encontrar miguitas de las pastas que acompañaban el té de mi merienda y mermelada de melocotón con mantequilla de la tostada del desayuno, ¡menos mal que no tengo que devolver los libros a Jota! Me jalaría las orejas y con toda la razón.
Mi decisión estaba tomada, mi novela favorita era la que se escondía en guarda libros rosa chicle. Entonces con presteza liberé a las cinco novelas de sus escondites y con serenidad contenida me deleité en leer toda la información que hasta ese momento por voluntad propia había mantenido velada a mis ojos.
En definitiva, GRACIAS a Jota y a todo el equipo que da vida a la Editorial Atlantis, gracias por acogerme en esta familia literaria, gracias por invitarme a formar parte de este jurado y gracias por dejarme expresar mis sentimientos e inquietudes. Gracias por estar siempre ahí dispuestos a hacer que los sueños se hagan realidad.