Desde niña, leía libros sin parar, hasta que a la edad de dieciséis años, se dio cuenta de que su ilusión era que otras personas leyesen las historias que desde pequeña había escrito. Por ello, empezó a hacer cursos de escritura creativa hasta que a los dieciocho años, empezó a escribir el primer tomo de su saga: La Guardiana del Yiebén, en la cual, tuvo claro que había llegado la hora de que la protagonista no tuviese que ser rescatada por un joven apuesto y donde la chica, llegaba a ser la más poderosa de todos los personajes, ejerciendo así, el liderazgo por encima del género masculino. Le gusta que en las novelas la mujer no sea la princesa del cuento, sino la guardiana que salva al Mundo del mal.
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