Descripción
- Número de páginas: 318
- Formato: 14,5 x 20 cm
19,00€
Que los restos de la Estación Espacial Skylab se iban a estrellar contra la tierra aquel día, lo sabían en todo el mundo. Lo que no sabía nadie, ni la misma NASA, era dónde. Fueron muchos los pueblos de todo el mundo en los que, durante los días previos y durante todo ese día 11 de julio de 1979, se pudo oír aquello de: “¿y si cae aquí?”.
En Goianes, no se sabía dónde iba a caer el “satélite ése”, pero tampoco se sabía desde dónde cantaba el gallo, ni por qué estaba atravesado ese día en el pueblo Benito el de Olga. Tampoco sabía nadie qué negocios se traía entre manos Álvaro el de Tevela, ni los proyectos que tenían para Goianes este y otros constructores de la zona.
Goianes (un pueblo de la ría de Muros Noia en el que, en verano, la población se triplica), ese miércoles, se vivía un día de verano normal, sin que prácticamente nadie prestara atención a ningún satélite, porque esas cosas no pasan nunca en sitios como Goianes.
Mientras los vecinos de temporada disfrutan de su veraneo, los del pueblo siguen con su día a día y algunos se lanzan a conquistas imposibles, nadie parece darse cuenta de que algo está empezando a cambiar.
A pesar de que se viva el día, cada día del verano con absoluta normalidad, o con lo que parece ser la normalidad de un lugar determinado, en cualquier momento pueden saltar la tranquilidad y la calma por los aires y de estos puede caer cualquier cosa.
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